Mahendra Tevar sintió desde niño un anhelo de conocer más sobre el sentido de la vida y el vínculo de lo humano con la dimensión espiritual. A los 19 años, un serio accidente laboral le desvelará una nueva faceta de su verdadera naturaleza. Inicia, entonces, su práctica de yoga y su búsqueda interior. Esa aspiración lo llevará a hacer de la meditación algo habitual en su vida, y lo conducirá a la India y Sri Lanka.
Vivió allí durante seis años. Y conoció a los grandes maestros espirituales. Impactaron especialmente en su corazón Ramana Maharshi, Sri Poonja, La Mère, del ashram de Sri Aurobindo y Gabriele Wittek.
Su vida está ligada a la práctica del yoga y de la meditación, así como a la conexión con la naturaleza. Recomienda el silencio interior y fomentar en uno mismo el estado de paz, porque esos estados internos —asegura— son suficientes para construir entre todos un mundo pacífico y amoroso. Promueve, también, el contacto con los cuatro elementos para potenciar la salud.
En 1984 Jesucristo y su enseñanza irrumpen en su vida. Y tiene lugar esa relación personal con Cristo, que tanto había buscado.
Imparte hatha yoga y jnana yoga —el yoga del conocimiento— desde 1975. En 2008 fue introducido al Surya Yoga, el Yoga Solar o Sungazing, por Hira Ratan Manek.
Profundamente comprometido con la experiencia del Ser y conocedor de diferentes líneas espirituales, ha representado para muchos una referencia en el camino del despertar espiritual, y es autor de obras tan entrañables como La Búsqueda del Ser, El Sabio, Levántate y Ruge, o Jesucristo Maestro de la Luz.